La chica del colectivo


¿Tanto esfuerzo valdría la pena? Él, la había conocido al final del verano, cuando viajaba para la facultad en colectivo, la veía casi todos los días a la misma hora, por eso, se despertaba con ganas a las 6.30 para hacer 40 minutos de viaje hasta la facultad.


Tiempo después, se dio cuenta que cursaba a la misma hora en la misma facultad, solo que ella se bajaba unas cuadras después que el, quién sabe porque. No importaba, pero él, la seguía viendo y eso le daba satisfacción, aunque en el fondo su corazón viajaba pensando en otra. Quizás por eso no sintió lo que al final, deseó haber hecho desde un principio.


Resultó que un día, luego de los primeros amigos que hicieron, en lo que para él era, su primer año de facultad, tuvieron algunos conocidos en común, y fue allí que la conoció. En aquel momento, se le infló el corazón de emoción y aire de regocijo primaveral, quizás sea la escusa perfecta para conocer a la chica más hermosa, que hasta ahora había conocido, un saludo fue suficiente para el. Sin embargo, sus miradas ya se habían cruzado antes, por lo que algo en sus ojos, se les hizo familiar.


Ese saludo de por medio, le hizo recordar aquella mirada dormida que había visto a las 6.40. Que, para el, iluminaba las mañanas de su apretado viaje en colectivo. Allí comenzaron hablarse arriba del bondi, había días que iba lleno, a veces se veían a la distancia por la cantidad de gente que había. Ya era una fija buscarla para saludarla y cruzaban una mirada con sonrisas mañaneras, de esas que te alegran el día. La ilusión comenzaba a forjarse en él, a medida que el verano empezaba a colorearse de otoño y un abrigo les tapaba su cuello y resaltaba sus narices coloradas por el frío. No importaba lo que pensara ella, el creía, tenía esperanzas en lo más profundo.


Un día se cansó de tanto viajar, y la recordó, ella era la escusa para seguir levantándose temprano. Fue entonces cuando amaneció, con más ganas que nunca, había tomado el coraje, lo había planeado y dejado su pasado atrás. Aquel, que le impedía hablarle, porque aun tenía esperanzas de que su viejo amor volviera. Reflexionó, y apostó a lo nuevo, emprendió algo sin esperar más que solo hacer amistad. Recuerda muy bien ese día, no sabe si fueron las ganas o el día frio que hizo, pero aquella mañana, muy poca gente fuera a trabajar, por lo que el bondi iba casi vacío.


Allí la vio, estaba sentada en un doble asiento, sin nadie a su lado, y pensó que era el momento, las ganas de conocerla hicieron que hablara más de lo normal, su sonrisa era cara a tempranas horas, por eso cada vez que sonreía la apreciaba, con detenimiento, hasta que llego el día, en que dejo de verla. Un día cambio todo y de pronto, el calendario en la facultad no eran los mismo para nadie, sus días y horarios ya no eran los de antes, fue entonces, cuando no la vió más, y su esperanza se esfumó, ni siquiera la volvió a ver en las mañanas del colectivo..


Pensó que era hora de seguir y otra vez el fantasma del pasado, lo volvió a retrotraer, como si realmente le fuera ese su destino, idealizó en cambiar de rumbo, de dejar todo por la otra, pero razonó y decidió crecer, seguir con su vida de estudiante, y se jugó por todo lo que nuevo que estaba por llegar, cueste lo que cueste. Aquel fue, el punto exacto para disuadir todo lo que había pasado en el colectivo, su ex había aparecido otra vez, por lo que no pensaba, en otra cosa, en su pasado, pero a su vez intentaba olvidarla, pensaba en lo que estaba viviendo, estaba conociendo a la chica del colectivo, que dicho de paso vivía cerca de él, de sus padrinos, pero era sabido, que su estadía era temporal, por lo que “la chica del colectivo” quedó solo en un recuerdo pasajero.


Meses después se mudo a poco de donde se bajaban del colectivo para caminar a la facultad. Aunque él, ya se había olvidado de ella, siempre miraba las caras de las ventanillas del colectivo que aun pasaba por allí, sería su inconciente quizás, como de costumbre, como esperándola a que pasara, en su locura por verla otra vez. El tiempo pasó, nunca más la vio por un tiempo, hasta que una vez la cruzó.La interrumpió en una charla de pasillo que ella, estaba teniendo y se animó a saludarla, una, dos, y otras veces más la cruzó, en un montón de palabras que se hicieron conversaciones, sin más propósito que el de hablar, sus rumbos eran diferentes, y la ilusión ya no era la de antes.


Eso lo contentaba, no esperaba más, pero lo dejó tranquilo de verla bien, él estaba solo, y pensó quizás que no era su camino, así que, fue entonces que decidió dejarla libre en su imaginación hasta que desapareció y solo fue una compañera más de la facultad, pero por dentro deseaba haberla conocido un poco más. Sus vidas transcurrieron entre amores y desamores, pasó casi un año luego de todo lo ya dicho. La chica del colectivo volvió aparecer, no importa el modo, el punto fue que, rebobino todo lo que había pasado y no quiso en su más sutil comentario dejarla escapar, nuevamente las palabras surgieron de la charla misma, de la vida y de sus estudios, fue entonces que recordó no haberla visto mas, por la facultad. Decidió preguntar, hasta que la peor respuesta surgió para él.


Había cambiado de carrera. En el fondo era una dura respuesta porque las probabilidades de cruzarlas eran nulas. Aun así, vio una luz de esperanza, ahí recordó que la vida te da revancha. La charla larga, llego a lo más interesante, así fue que se atrevió a preguntar si salía los fines de semana y con quién, las respuestas dieron pie, a lo que el no se esperaba, por lo que al escuchar que no salía, fue ahí el momento para preguntarle si quería salir con el a tomar algo, fue entonces cuando ella acepto.


La alegría de él, hacía repensar muchas cuestiones, que todavía no había imaginado, estaba emocionado en cierto punto, porque iba a salir a tomar algo con ella y había hecho lo que tiempo atras hubiera deseado, invitarla a salir. Pero nunca tuvo el momento justo y la oportunidad adecuada. Un viernes salieron juntos, esa noche fue muy charlada, demasiado para él, y esperando la acompañó a tomar el colectivo, sintió que se terminaba todo, y que quizás no la volviera a ver jamás, como ya le había pasado antes. Pero él, vio en sus ojos una posibilidad y la imaginó saliendo con ella y se preguntó ¿por qué no probar seguir saliendo?  


Otra vez se volvían a encontrar, pero esta vez a la espera del colectivo, que la llevaría por los caminos en los que, un año atrás se habían cruzado sus primeras miradas. Él sufría por dentro porque no sabía como expresarse para invitarla a salir, algo tan fácil y tan pavo como eso. Se sintió por un instante tonto porque, por primera vez en su vida no podía decirle algo a una chica que lo inhibía. Por culpa del colectivo quizás, que estaba por llegar, podríamos decir, que lo apuraba indirectamente y el silencio después de haber hablado de todo, o casi todo, esa noche. No lo ayudaba a hilar la situación de tal charla, a esas horas, el cansancio, el sueño que arrastraba de la semana, eran la escusa para pensar por dentro. Otra vez será, el sábado quizás…


Porque todo ello le enmarcaban la situación. Fue el momento justo, se puso firme y con toda la humildad, se sincero, luego de un laberinto de palabras en el que ella pareció perderse, tras su mirada fija, como queriendo entenderlo, entre los nervios de él y el frío de la primavera, pudo decirle lo que tanto anhelaba. La invito a seguir saliendo.. Se hizo esperar su decisión, un silencio que pareció eterno, mantuvo el suspenso. Él decidió bajar la mirada, para poder amortiguar la peor respuesta, la brisa fresca de la hermosa mañana que asomaba, fue el único testigo de esa conversación.


Ella volvió su mirada y observándolo directo a los ojos, con su sonrisa más hermosa, costosa de la temprana hora, luego de una larga madrugada, casi sin despeinarse en sus ojos brilló la alegría, y fue entonces cuando no dudo, y acepto su invitación...

Comentarios

.María. ha dicho que…
nehuen que linda historia
te dejo un abrazo fuerte

y te agrego a mi lista de blogs: alto voltaje

mery
Cecilá ha dicho que…
Hola Erwin, me gustó esta historia. Es cálida y simple pero, a la vez, profundiza en todo lo que siente el chico. Me atrapó. Saludos, y nos seguimos leyendo (ja ja).
otherside ha dicho que…
es raro, pero es uno de mis mejores, a mi punto de vista, porque, realmente fue así. debe ser que lo escribí desde adentro..
Erwin.

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