Palo y a la bolsa
Proveniente del melquiadess.blogspot.com/
Recién bajé al supermercado a comprar huevos. Anticipándome a la fila infernal que iba a haber a esa hora llevé material de (re-re)lectura; y anticipándome a los días de estudio salvaje que se vienen me pareció prudente stockear café, leche y canela.
Mientras esperaba en la caja escuché a una señora despotricando contra lo antinatural de la adopción por parte de parejas homosexuales y agorando futuros apocalípticos y estructuras psíquicas infames para esos pobres chicos. Miré por encima de los lentes y pispée su carrito: manteca, hamburguesas, giacomo capelettini, latas de bolognesa, arroz pairboled, salsa cuatro quesos de sobrecito, jugos tang y un nene de unos 5 años con leve sobrepeso y una expresión de hastío inocultable.
-Señora, ¿le preguntó a las arterias tapadas de chizitos de su hijo si piensan que Ud. es una buena madre?
No sé ni qué cara puso. Le saqué la lengua y le dediqué mi mejor sonrisa al enfant (que se tapó la cara con una bolsa patitas de pollo y estalló en una carcajada) y volví a mi libro. ¿Cómo estás? Con débito, sí. No, dejá, poné todo junto que voy acá nomás.
Recién bajé al supermercado a comprar huevos. Anticipándome a la fila infernal que iba a haber a esa hora llevé material de (re-re)lectura; y anticipándome a los días de estudio salvaje que se vienen me pareció prudente stockear café, leche y canela.
Mientras esperaba en la caja escuché a una señora despotricando contra lo antinatural de la adopción por parte de parejas homosexuales y agorando futuros apocalípticos y estructuras psíquicas infames para esos pobres chicos. Miré por encima de los lentes y pispée su carrito: manteca, hamburguesas, giacomo capelettini, latas de bolognesa, arroz pairboled, salsa cuatro quesos de sobrecito, jugos tang y un nene de unos 5 años con leve sobrepeso y una expresión de hastío inocultable.
-Señora, ¿le preguntó a las arterias tapadas de chizitos de su hijo si piensan que Ud. es una buena madre?
No sé ni qué cara puso. Le saqué la lengua y le dediqué mi mejor sonrisa al enfant (que se tapó la cara con una bolsa patitas de pollo y estalló en una carcajada) y volví a mi libro. ¿Cómo estás? Con débito, sí. No, dejá, poné todo junto que voy acá nomás.
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