de noche

Luego de estar apretados como caramelos que se derriten ante el calor de la fricción de la lengua, nos volvimos a sentir pero esta vez, refugiados sobre el divan, agitados por nuestras formas, una extraña sensación de acaloramiento sin mariposas en la piel. Pero con una entrega pasiva en la espera de en un hilo invisible de conexión, de enérgica amorosa.

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