40 minutos de viaje y ninguna rubia

7 de la mañana, camino Gral Belgrano, linea Talp, el peor para viajar a eso hora, con suerte viajas parado y apenas cómodo, viajabamos con la cara contaminada de sueño, repugnaba ver a la gente así, por eso solo pispie para ver si encontraba alguna cara linda pero nada, ninguna rubia que entretenga el camino. Solo miradas apagadas como esperando la luz del sol. El bondi bate nuestras cinturas, al parecer todo iba bien, todavía no había prendido el mp3, esta buscando el momento.

La mañana es tajante como la afeitadora a la piel, depende de cómo se transite, te puede irritar, te puede cortar, sin embargo, lo mejor es entrar en el baile y sonreir sin disimulo, apretar el play y darle alegría a nuestra alma, como festejando que la vida cumpleaños, lo que hace que la música adelante la sensación orgasmica en nuestro cabernoso óido, aquel ruido que proviene de nuestros aislantes sociales.

Sin embargo no hay tarjeta que pague por ese precio, la felicidad se mide por pequeños momentos, y yo disfruto de cada uno de ellos, como cuando subis al bondi abarrotado como sardina y no importa cómo dónde ni cuando te vas a sentar. Y allí justo, cuando te acomodas para el calvario, el chofer se vuelve tu mejor amigo y pone el mejor Cd del mundo, verde paisaje del infierno, los piojos y tu cara irradia felicidad hasta por los dedos que prometen no parar.

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