El psicoanalísta

Mi primera vez? No lo sé, quizás fue una introducción a mi primera vez. Había llegado a capital con tiempo, solo que el tráfico decidió que llegara con lo justo, a la entrevista de trabajo, empresa importante. Iba bien vestido, me sentía parte de la ciudad, un oficinista más, camisa y pantalón de vestir.

Recuerdo que la noche anterior miré el mapa por internet y visualicé como llegar iba con media hora a favor en el colectivo, por lo que no me preocupaba perderme un poco, quedaba a pocas cuadras del obelisco, mas precisamente en paraná y viamonte, casi la esquina.

9.50 estaba tratando de cruzar la nueve de julio hacia cerrito, allí vi diagonal norte que me acortaba el camino hacia la empresa y caminé por ella, pregunté y solo me quedaban dos cuadras, perfecto 9.56 ya estaba allí, entre a las 10.00 a la empresa, le había errado de local, era el que quedaba a la vuelta.

Unos llamados a la oficina correspondiente y la misma secretaria que me atendió me derivó al primer piso del edificio, me atendió la Srta Lucila, con la que había tenido una charla previa por celular una semana antes para decirme que iban hacerme una prueba en la editorial.

Automáticamente me dirigió a una sala, allí me esperaban dos personas una chica y un chico, Tuve mi primer nerviosismo porque me imaginaba una entrevista con un psicólogo algún que otro de la empresa y faltaba alguien más, porque me dijo que esperara allí, que enseguida estaba conmigo. La secretaria macanuda nos encerró en un cuarto de mesa redonda, y allí esperamos.

Mientras las otras dos personas el pibe joven de traje y la chica casi informal de anteojos parecían ser del mismo lugar, para bajar la tensión, salude amablemente con una leve sonrisa, me acomodé y me saqué la duda, ¿Ustedes estan para la entrevista también? Respondieron afirmativamente casi al unísono y allí comenzó una conversación un tanto estructurada que duró poco, pero pude interpretar aquello como parte de la evaluación que parecía comenzar desde que yo había entrado, el silencio se fue luego de que la señorita cerrara la puerta.

Parecía que la charla no había empezado, porque fue justo cuando yo entré que comenzó la conversación. Me ganó de mano el flaco, cuando ella preguntó si sabíamos de lo que se trataba la editorial, le dijo casi lo que le iba a decir yo: “si mi viejo es contador así que maneja un poco el tema de estos libros, que tratan de leyes, son para abogados” concluyó. A lo que yo agregue: “claro, si, mi viejo también trabaja con estos libros que son de leyes y un tanto complejo en su vocabulario, por eso tengo idea de lo que es”.

La chica se sinceró, “yo no sabía de que se trataba” pero si algo busque y parece que se trata de leyes” y agregó: “No les resulta raro que llamen a cualquiera para corregir en esta editorial?” y siguió: “¿No les parece que deberían llamar a estudiantes de contaduría o abogacía?”.

Imagínense que esto sucedió muy rápido, pero más en mi cabeza que circularon un montón de ideas al respecto, a lo que respondí: “Si puede ser, pero me dijeron que era solamente para ortografía y correcciones” de hecho en el pedido no especificaba nada raro solo correctores, estudiantes de comunicación ni siquiera recibidos.

Claro, dijo la chica. Y preguntó: “¿ustedes son periodistas?”. "No" - agregué -“estoy estudiando en La Plata”. "Ah mira", dijo el chico, “yo también soy de La Plata y me estoy por recibir, pero solo me falta la tesis.” “¿en serio?”, agregué yo, “¿en la facultad de comunicación?”. Ahí sintonizamos la misma radio, porque nos entendimos con una sonrisa. “Si”, dijo el pibe, que con su traje parecía esconder sus más de 24 años afeitados en una persona que ni siquiera sabía, si era de la empresa o era realmente uno mas como yo.

La chica era periodista, y yo suponía que tenía más que 25, parecía psicóloga, por sus anteojos y su manera hiperactiva de revolver su bolso y acomodarse como esperando a que pase algo. Además había sido la que comenzó con las preguntas lo que la hace para mi, sospechosa en esa reunión. Por lo visto, o me estaban esperando a mi, o no sé pero todo comenzó cuando yo llegué.

Allí recordé la obra de teatro de mi amiga Julia donde todos están para una entrevista y esperan que alguien les diga a través de una carta que es lo que deben hacer, al final termina siendo una especie de gran hermano en un cuarto con 8 personas mas o menos se presentan situaciones límites, para ver las reacciones de cada uno. Y el que sale de la sala pierde el futuro trabajo.

La que menos pensas, es la jefa de todo, te comes todos los versos y terminas creyendo que los que están realmente allí calladitos como tímidos son los futuros empleados, pero no. La única que resalta es una chica que decide, poner su lógica y actitud proactiva con todos defendiendo lo que le parece bien, y en equipo, así fue que quedó sola, como loca mala, pero al final termina siendo ésa, la mina que buscan para el personal de la empresa.

En fin, todo ello me vino a la cabeza en un instante, por suerte tengo un sexto sentido a la perfección creo, lo dudo pero por ser la primera vez que entro allí, es raro que te hagan un test o algo así. En definitiva todo se inclinaba mucho más por el lado de que era una escena armada para mi, porque el flaquito le hablaba a la chica como queriendo mostrarse, y si quizás captó lo mismo que yo, la flaca era la sospechosa del lugar, uno nunca sabe.

Quedé en silencio en un instante como tratando de comprender, de estar concentrado en todo ello, y a los minutos de haber pasado todo, entró la secretaria, con un par de test, nos explicó las consignas y comenzó todo. Yo sabía que tenía un tiempo de 20 minutos para realizar el test, por más que no me lo habían recordado, ya me lo había dicho Lucila por teléfono, lo que para mi, no era un detalle menor, en esa situación, se debe tener en cuenta, si tardaba un poco más quizás quedo afuera automáticamente, pero bueno se dio, todo bien creo.

No había un parámetro de corrección, no había una referencia que diga ustedes deben corregir en referencia a: No, pero quién sabe si el texto, de ciencias decía las cosas correctamente o solo era rebuscado para descalificarme, lo modifiqué. Mucho predicado sujeto y verbo mezclado, obvia razón para acomodarlos y escribir toda una oración nuevamente.

En fin, miré el reloj, y ya estábamos en los veintipico de minutos, dentro del tiempo estipulado, no iba a ser el primero que me fuera, quería revisarlo varias veces, era cortito, asi que, antes de que yo terminara se retiró la chica, poco después me fui yo.

Igual, no iba a esperar a que me echaran no era lo pautado, ni tampoco me habían dicho nada, pero estaba seguro que había hecho lo suficiente para estar en camino al objetivo. Las primeras impresiones que tuve las noté después de salir de allí.

Nunca se me ocurrió mirar para arriba a ver si había cámaras y algún que otro me estuviera mirando, pero no, las personas que estaban allí cuando yo llegue estaban calladas, eso me llamó la atención. Salí enseguida detrás de la chica para no pasarme del tiempo que me había dicho la Srta Lucila, me hicieron salir por otro lugar, lo que se conocen como las escaleras de emergencia, Me sentí como que me tiraban al inodoro, como un “bueno gracias por su tiempo, se puede ir, chau” pero no, era el camino más rápido hacia abajo.

Salí a la vereda apurado tratando de averiguar si la chica había sido parte de un circo o no, salí y la vi doblar en la esquina, la seguí entre las personas, llegué a la esquina que me quedaba a 15 metros nada más y cuando llegué allí, no la vi más, desapareció, me frené la busqué pero no la pude ver mas en ninguna cuadra, y lo más interesante de esto es que a la vuelta estaba la central de la empresa, justo en diagonal de esa esquina, como si se hubiera metido allí.

Soy un buen perseguidor, y esta vez fallé, no puede ser que se halla esfumado, allí concluí que quizás había sido engañado por una psicóloga, aunque la busque mirando hacia los cuatro lados de cada cuadra y no la encontré, justo daba la casualidad que en diagonal a esa esquina estaba la central de la empresa, miré como buscándola adentro pero no vi a nadie tras los vidrios. Quizás sí, era parte de ese juego y puedo pensar que se fue rápido porque estábamos aprobados o porque quizás habíamos pasado los 20 minutos de tiempo.

No importa si me llaman o no, no viene al caso, solo lo tomo como una experiencia, me hubiera gustado que me llamen y me digan, “usted a sido parte de un juego en el que fue evaluado” pero no. Aun no fue así, si apruebo ese test me harán otra entrevista “la real”. Mientras tanto creo que supe defenderme, y seguiré prestando atención a esas cositas que te hacen dudar.

Siempre tratando de ser yo, contestando seguro las cosas dando fé de que realmente puedo con ellos. Tiempo después antes de que me vaya llegó una chica, no creo que sea psicóloga o algo de eso, estaba formal de mochila como yo, pero llegó tarde, se quedó con el otro pibe. ¿Si el chico sabía más que yo, y se estaba por recibir, porque tardo tanto? En fin, quizás era él, el evaluador, para estas cosas no hay mucho tiempo para estudiar la situación.

La recién llegada tenía cara de miedo, de susto como de sentirse mal porque había llegado tarde, pero yo estaba compenetrado en hacer bien mi test, quizás tendría que haber actuado en equipo y preguntarle si entendía lo que había que hacer, pero no, era un test individual. La empresa, se llamaba Errepar.

dedicado a la futura recursos humanos Lilibeth.

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